Carnicero
El tiempo me decía que no había nada más en el horizonte
brillante, cálido, amado;
todo cabía en la palma de mi mano
el pasado, presente y futuro;
era un sueño con tiempo de despertar.
Abrí los ojos,
caminos envueltos de seducción
llenos de deseo
miradas cómplices
tontos jugando.
Y todo se detuvo así de repente
estrellándonos contra la pared
sumergidos en mentiras
sólo dolor
solos.
Todo cabía en la palma de mi mano
y me automutilé sin anestesia.
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